CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO
CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO. El Footbal-Leaks y la visita a la sede de la FIFA en Zurich del ex-presidente Mauricio Macri














El Footbal-Leaks
El Footbal-Leaks y la visita a la sede de la FIFA en Zurich del ex-presidente Mauricio Macri
3-08-2020 | Reportajes POR JUAN GASPARINI
Fifa Nostra, caída del procurador general suizo, y la crisis del caso Báez, parecen dominar el verano canicular en la capital económica de la Confederación Helvética.
Invitado por el patrón del futbol mundial, Gianni Infantino, quien lo nombró su subordinado para “promover un cambio social”, mediante “programas educativos” de una “fundación”, el ex mandatario se encontrará con el responsable italo-suizo de la FIFA, flamantemente inculpado de cuatro graves imputaciones de corrupción. El episodio ha sido programado para que suceda en Zurich, sede de la institución, sometida como tal a la jurisdicción penal del país de acogida. Previsiblemente se llevará a cabo tras que Macri concluya una “cuarentena” de dos semanas iniciada en Francia, a continuación de su  arribo pocos días atrás a la capital francesa, debido a la pandemia del coronavirus, siendo la Argentina uno de los 42 países a cuyos habitantes Suiza impone ese aislamiento preventivo, para que se pueda acceder a su territorio. Una manifestación de repudio por la presencia de Macri en París, está prevista para hoy lunes por la tarde en la Explanada de los Derechos Humanos en Trocadero, aledaña a la Torre Eiffel.
El origen del escándalo que conmueve a Infantino fue detonado por la conducta de un tal Michael Lauber, jefe del “Ministerio Público de la Confederación” (MPC), la cúspide de los fiscales federales suizos para delitos complejos y transnacionales, cargo que a su vez incluye funciones de juez de instrucción. Lauber acaba de “ofrecer” su renuncia para el 31 de agosto, y pretende pactar los términos de su partida con el parlamento federal, el órgano estatal de diputados y senadores que lo ungió en 2011, pero que recientemente le ha iniciado un procedimiento de destitución.
Se trata del mismo Michael Lauber que el 11 de diciembre de 2014 le devolvió alrededor de 15 millones de dólares a colaboradores e hijos de Lázaro Báez, empresario vinculado al matrimonio de Néstor y Cristina Kirchner, fondos hasta entonces bloqueados en cuentas bancarias de Ginebra y el Ticino. El  supuesto testaferro de Báez en Suiza, es el abogado argentino Néstor Marcelo Ramos, con pedido de extradición proveniente de Buenos Aires desde el 2016, quien padece un presunto cáncer terminal en su domicilio de Lugano. La instancia gubernamental del Ministerio de Justicia y Policía suizo que debe resolver, urgida por el Tribunal Penal Federal de Bellinzona desde febrero pasado, equivalente a la Cámara Nacional de Casación en Argentina, no ha decidido aún que hacer con esa solicitud de extradición. De aquellos 15 millones de dólares restituidos al clan Báez a fines del 2014 por orden de Lauber, más de 10 millones de dolares fueron ulteriormente transferidos al banco CBH de Bahamas, concretamente en mayo de 2015, bajo responsabilidad de Martín Báez, hijo de Lázaro. Ramos se llevó, en julio de 2015, al banco Noor Islamic Bank, de Dubai, U$S 1.380.000 dólares.
La raíz de la gresca de Lauber con el parlamento helvético la desenterraron los periodistas suizos y alemanes del Footbal-Leaks, que accedieron a significativos correos electrónicos entre algunos protagonistas de los hechos, y a copias de facturas telefónicas de estudios de abogados involucrados en el conjetural tráfico de influencias. En 2018 revelaron dos reuniones secretas de Lauber con Infantino entre 2015 y 2017, para tratar cuestiones de las investigaciones en curso del MPC sobre la corrupción, respecto a la UEFA, de la cual provenía Infantino, como de la FIFA, donde aterrizara Infantino en 2016, encuentros que el superprocurador terminó admitiendo, sin haber dejado las obligatorias huellas escritas en los expedientes oficiales. Lauber les quitó importancia a esas dos conversaciones no documentadas como impone la ley en cualquier país del mundo “no bananero”, una en el “Meeting Room” del Hotel Schweizerhof de Berna, otra en el restaurante Au premier de la estación central de ferrocarriles de Zurich, aludiendo que se debieron a una especie de “indispensable” coordinación alineada con las diligencias en marcha relativas al “futbol mundial”.
Pese a que Lauber advirtió que no intervino en otros sigilosos intercambios verbales con sus interlocutores futbolísticos bajo lupa judicial, porque “la segunda fue la última”, el 12 de abril de 2019 los periodistas suizos y alemanes agregaron no obstante una tercera cita en junio del 2017, que Lauber dijo no recordar. Para esta tercera asamblea los convidados retornaron al restaurante Au premier de la estación central de trenes en Zurich. En esa fecha, en el MPC ya se contaban unos 25 casos en vías de instrucción, secuela del Fifagate. desencadenado por los Estados Unidos en 2015. Entre ellos figuran las presumibles irregularidades en la atribución al Emirato de Qatar, la realización del Mundial de Futbol de 2022. Tal vez no casualmente el Hotel Schweizerhof de Berna, donde se celebró uno de los furtivos convites entre Lauber e Infantino, es propiedad de una sociedad del Emir de Qatar. Quizá tampoco que el avión privado de ese jerarca haya sido utilizado por Infantino para llegar a horario a uno de sus diálogos a escondidas con Lauber.
Además de los dos principales interesados, al menos otras 4 personas, participaron de esos comités, quienes han sido identificados, mientras perdura un quinto todavía en las sombras. A Carla del Ponte, predecesora de Michael Lauber a la cabeza del MPC (y luego embajadora suiza en Argentina) le llamó la atención los numerosos intervinientes en los conciliábulos. En una entrevista en la televisión local el viernes anterior, echó a rodar la hipótesis que el móvil de esos concilios podría haber sido ponerse de acuerdo para armar “un falso testimonio”. Recordó que en su época al frente del MPC, cuando mantuvo alguna entrevista por fuera del sumario, lo primero que hacia cuando volvía a su oficina era poner lo hablado por escrito, introduciendo inmediatamente el informe oficialmente en el expediente judicial respectivo. Entre tanto, la investigación en el MPC sobre los derechos televisivos de la UEFA que concernía a Infantino, fue archivada. Los periodistas del Footbal-Leaks titularon que “Infantino quería que Lauber lo blanqueara”.
El tumulto cobró redoblado impulso cuando en abril pasado la instancia federal de casación suiza antes mencionada, afincada en Bellinzona, no tuvo mas remedio que archivar por prescripción las investigaciones contra dos ex presidentes y el ex director general de la Federación Alemana de Futbol (DFB), sospechados de pagar comisiones ocultas para conseguir la realización de la Copa del Mundo en 2006. Lauber debía impulsar la acusación y no logró terminarla a tiempo. Probablemente el Covid-19 dificultó cumplir los plazos. Los ex-imputados debieron ser indemnizados.
El encadenamiento de las alegaciones en contra de Lauber no tuvo otra salida que acelerarse. Rápidamente perdió el control en su megafiscalia de los expedientes sobre la corrupción en la galaxia planetaria del futbol. El parlamento nombró a Stefan Keller como “procurador federal extraordinario”, para reemplazarlo en la sensible y problemática trama. Al cabo de una semana en que examinó la documentación de los asuntos de la FIFA que continuaban abiertos en el MPC, Keller le solicitó al Parlamento que le levante la inmunidad a Lauber para poder inculparlo. Apuntó a cuatro delitos: abuso de autoridad, violación del secreto de función, obstaculizar la acción penal e instigación a cometer infracciones. Prácticamente de lo mismo ha sido inculpado Gianni Infantino el último jueves. La Comisión Judicial de las Cámaras Federales se reunirá el 19 de agosto venidero para resolver el caso Lauber y proponer un sucesor al plenario de diputados y senadores, acaso en la próxima sesión de inverno. En ese contexto, Macri mandó anunciar su retorno a Buenos Aires para el 8 de septiembre entrante.
Juan Gasparini, Ginebra, Suiza.